¿Qué es exactamente el colonialismo digital?
En un mundo en el que los datos se consideran el nuevo petróleo (cf.
artículo de la organización Pan para el Mundo: https://www.brot-fuer-die-welt.de/themen/digitalisierung/digitaler-kolonialismus-faktencheck/), el concepto de colonialismo digital está cobrando cada vez más importancia.
Pero, ¿qué hay realmente detrás de este término -que no tiene necesariamente connotaciones positivas- y por qué debería importarnos?
El colonialismo digital es un término con múltiples capas que no siempre se entiende de la misma manera.
En nuestra opinión, el término se explica mejor describiendo la forma en que determinadas empresas y potencias obtienen y ejercen el control sobre los datos, la tecnología y los recursos, a menudo a expensas de regiones y comunidades menos desarrolladas.
Este proceso es similar a los modelos históricos de colonización, en los que los recursos y el poder se distribuían de forma desigual, pero con la diferencia de que las «materias primas» actuales son los datos digitales.
El control de los datos y sus consecuencias
Un aspecto central de los efectos que a menudo se describen con el término colonialismo digital es el control sobre los datos.
Grandes empresas de todo el mundo recopilan datos para analizar, influir y explotar comercialmente el comportamiento.
A menudo, esto no tiene en cuenta ni el consentimiento ni la compensación de los afectados.
Esta práctica no sólo afecta a los habitantes del mundo occidental; con la creciente digitalización del Sur global, este control de los datos se está extendiendo por todo el mundo.
Las consecuencias son graves, ya que a menudo los afectados no están suficientemente sensibilizados ni protegidos por leyes adecuadas de protección de datos.
El poder de las empresas tecnológicas que dominan el mercado
Empresas como Google, Facebook y Amazon dominan muchos aspectos de la vida digital en Europa, EEUU y en todo el mundo.
Este dominio del mercado dificulta la competencia de las empresas locales, especialmente en el Sur Global.
Por tanto, el poder económico en el sector digital suele residir en Occidente, lo que debilita los mercados locales y la capacidad de innovación en el Sur Global.
Dependencia tecnológica
La dependencia de tecnologías desarrolladas y controladas por empresas extranjeras, en su mayoría occidentales o asiáticas, como los teléfonos inteligentes, puede restringir la autodeterminación tecnológica de las personas que viven en países del Sur global.
Esta dependencia les impide desarrollar sus propias infraestructuras y capacidades e influye en el comportamiento de consumo y uso en todo el mundo.
Predominio cultural
La difusión de tecnologías y contenidos que proceden principalmente de las potencias digitales dominantes puede conducir a una pérdida de diversidad e identidad culturales.
Este dominio cultural puede abrumar a las culturas y tradiciones locales, lo que a largo plazo puede contribuir a la homogeneización del paisaje cultural global.
Los riesgos de la fiebre del oro digital
El dominio occidental y el ánimo de fiebre del oro digital de algunas empresas entrañan muchos riesgos a largo plazo, no sólo para los directamente afectados, sino también para los actuales beneficiarios.
Problemas como la migración y la intensificación de los conflictos son sólo algunas de las consecuencias potenciales que subrayan la necesidad de tomar medidas para una globalización digital diferenciada, justa y transparente.
Un alegato a favor de una globalización digital justa
Nunca ha sido tan fácil dar pasos hacia un mundo digital más justo.
Se necesitan esfuerzos políticos, económicos y sociales para promover una globalización digital que beneficie a todos, teniendo en cuenta las diferencias culturales y promoviendo un acercamiento culturalmente sensible de los puntos en común.
En BitKollegen también intentamos aportar nuestra contribución: con condiciones de trabajo justas y el empeño de hacer que la externalización informática sea sostenible y responsable.
En conclusión, la falta de consideración de los riesgos del colonialismo digital en las propuestas políticas actuales, como el proyecto de ley europea sobre la cadena de suministro de la UE, es una oportunidad perdida.
Es hora de que reconozcamos todas las implicaciones del colonialismo digital y adoptemos medidas proactivas para minimizar su impacto negativo.